El jardín del museo Rodin, transformado en una escenografía fantasmagórica, celebró dos de las pasiones de Christian Dior: el baile y el surrealismo. Una velada, entre ilusiones, sueño y realidad, salpicada de espectáculos sorpresa.
Un damero que parece un tablero de ajedrez gigante da la bienvenida a los invitados al museo Rodin. Guiño cómplice al universo lúdico, tema central del Surrealismo, la escenografía evoca una foto en blanco y negro, entre sueño y realidad. Las paredes están cubiertas de cortinas en trampantojo. Inmensas jaulas y esculturas que representan una mano, una nariz e incluso un busto femenino se encuentran colgadas sobre las sillas Napoleón III que recuerdan a las elegidas por Christian Dior para sus desfiles.
«Solo la inevitable teatralidad de la vida me interesa». Leonor Fini
La historia de la alta costura está vinculada a la historia del arte moderno. El diseñador de moda es un creador en sí mismo, y la palabra «taller» sirve para designar tanto un lugar dedicado a la expresión del artista como del modisto. Sin embargo, el verdadero taller de un artista está en su alma.
En esa dimensión, en equilibrio entre el sueño y la realidad, entre la imaginación y la realización, Maria Grazia Chiuri, la Directora Artística de las colecciones femeninas de la Maison, realiza sus búsquedas y sus trabajos de exploración. Porque la alta costura es la encarnación del sueño de la moda. Es ese lugar donde es posible moverse libremente para experimentar con técnicas, materiales y formas.
Sumergirse en la esencia del movimiento surrealista le permitió a Maria Grazia Chiuri añadir un soplo creativo a esta colección de alta costura primavera-verano 2018 generando un cambio de aires y una revolución visual permanente.